martes, 3 de julio de 2012

La espera.

Eran dos caminando por aquel viejo camino en el que nos conocimos.
Él tenía la mirada cansada. Ella lo sostenía con su brazo pero con tal amabilidad que le hacía pensar que él era el de la fuerza. El amor es así, nos hace sacrificarnos. Dejamos el ego detrás, aunque sea para alimentar el del otro.

Ella se tropieza y pierde el equilibrio por un instante. Él hincha los mofletes y abre los ojos; su gorra se mueve en la cabeza y suelta el bastón. Ella se recompone y, aunque él no ha hecho nada -salvo parecer un sapo en pleno bufo-, ella le acaricia el brazo y apoya su cabeza pintada de plateado por la edad en su hombro. "Gracias" dice y siguen su lento caminar. Los veo pasar enfrente de mí y cierro los ojos. Sus respiraciones parecen ir acompasadas por todos sus paseos juntos.

El sonido del aire en los árboles y el viento acarician mi faz mientras te espero ahí sentado. Viendo cómo ellos pasan el camino que otros viejos han pisado... este parque se vuelve una burbuja de amor de repente. Sólo pienso en verte. Espero paciente poder sentirte a mi lado.

Entonces me parece escuchar al viejo hablar un poco más fuerte y decir "sí que es él, ¡vamos!". Ya estoy cansado, cariño. Todo el mundo lo hace... se dan la vuelta con la parsimonia que manda la edad. Se acercan mientras mi mente me aconseja todo tipo de acciones para huir de aquella situación, pero me quedo inmóvil y mis dedos se enmarañan para parecer menos pensativo y nervioso.

"Siento mucho lo de tu mujer", mastica el viejo con su dentadura floja. "Pero la vida sigue, hijo. Estate tranquilo." Sólo alcanzo a esputar un "gracias" insulso. Te echo de menos. Yo mientras seguiré esperando a verte. Lo que tarden estas pastillas en digerirse. Quiero irme donde nos conocimos.

1 comentario:

  1. Triste pero humano...muy humano; con sus grandezas y sus bajezas. Esa ternura y ese morbo a partes iguales que nos provoca el ser sufriente. Esa distancia que uno/a toma para con el ser que muestra dolor. En ocasiones para coger la fuerza suficiente y poderlo ayudar y, en otras, simplemente por querer quitar a nuestro dolor esa carga penosa; "no, dolor es lo del otro, lo mio no...".

    Me gusta aunque no comulgue con esa 'cesión' total de vida hacia el otro...(ojala no se digieran esas pastillas, ;))

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