sábado, 22 de mayo de 2010

Los cerezos en flor

(Publicado el día 11/04/2010 20:00 en elarova.blogspot.es)

En la corta vida que tengo he tenido oportunidades preciosas. Momentos irrepetibles que espero conservar para siempre. Pequeñas lecciones que se aprendí de repente y que pienso compartir por este medio y por todos los que pueda, se me escuche o no.

Una vez una persona muy, muy, muy sabia (la cual yo llamo mi primer gurú), llamada Marga, me dijo mientras estábamos en el Huerto de Calixto y Melibea enfrente de un árbol ya un poco viejo:

"Mira el árbol, Elías, ¿no te parece que es un bello ejemplo de vida? -dijo con un tono comprensivo, casi maternal-. Mira las raíces, su nacimiento y su consolidación. Según la profundidad de estas así será su posterior estructura. Así se sostendrá el tronco, el cual tiene que pasar mucho tiempo para ser fuerte y soportar todo lo que pueda dañarle. Ahora mira las ramas, cada una es como una idea, Elías, como los sueños: salen y buscan el sol; algunas se quedan pequeñas o se caen porque son podadas o porque, simplemente, no tienen fuerza. No se realizan. Pero otras crecen hasta llegar a alcanzar el sol. Otras ramas incluso dan frutos año tras año. Esa es la vida, Elías. Eso es lo que he aprendido"

Yo me quedé atónito. "Un simple árbol para esta mujer es la representación de la vida, ¿ahora qué ramas tengo?". Lo que esa mujer tan sabia me dijo hizo que desencadenara en mis adentros una revolución, una pequeña, pero tan hermosa como para hacerme entrar en el juego de mi vida. Para hacer que mis ramas llegaran a alcanzar la luz del sol y dar frutos. Esa es mi pequeña lucha ahora.

¿Que por qué cuento esto ahora? Porque hoy de regreso a Salamanca me ofrecieron el espectáculo más bello que he visto en mucho tiempo: los campos de cerezos en flor del Valle del Jerte. No sé si habrá algún creador, dios, o como quieran ustedes llamarle, pero desde que luego que aquello me dejó boquiabierto. Un árbol tras otro adornado de flores recordándome las palabras de Marga. Simplemente es que no tengo más adjetivos para describir ese tiempo en dichas tierras extremeñas.

Que tengan una buena semana. No tengo nada más que contar.

(Estoy escuchando someone to watch over me, del maestro Willie Nelson)

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